La adolescencia es un momento de cambios en la vida de tu hijo o hija. Estos cambios a veces pueden ser complicados de llevar. Durante esta época, comenzarán a desarrollar su identidad y su forma de ver el mundo, dando forma al adulto que terminarán siendo cuando sean mayores.
En este proceso, pueden aparecer miedo y confusión, dudas e inseguridades con respecto a su aspecto físico o a su forma de ser, algunos conflictos en la relación con la familia así como sentirse presionados y agobiados a nivel académico.
Otro tema también que suele preocupar a las familias es el uso de las nuevas tecnologías, pues muchos adolescentes pasan horas con el móvil, jugando con el ordenador u otro aparato electrónico.
En esta etapa, es especialmente habitual que la persona en si misma, en este caso el adolescente, no sea consciente de la existencia de ningún problema, y sean los padres los que le ven mas retraído, desafiante o simplemente más susceptible de lo habitual. En estos casos, solemos plantear siempre una primera cita con la familia (padre, madre, o tutores legales), para que nos contéis vuestras inquietudes, vuestra percepción del problema, su evolución, etc.. y a partir de ahí empezaríamos a citar al adolescente en cuestión.
Durante las sesiones, el adolescente encontrará un lugar donde poder expresarse sin temor a ser juzgado. Respetaremos su privacidad y poco a poco le acompañaremos en el camino, proporcionándole herramientas para resolver sus conflictos por sí mismo, comprender, gestionar y expresar sus emociones de forma sana y adecuada.
Es posible que sea necesario que los padres asistáis a alguna de las sesiones, puesto que por nuestra parte os proporcionaremos pautas y orientaciones para casa. En algunas ocasiones, la terapia con adolescentes debemos combinarla con una terapia familiar, pues tanto su familia como su hogar son pilares fundamentales en la vida de vuestro hijo o hija, por lo que es necesario trabajar de forma conjunta.
Ansiedad
Depresión
Bajo rendimiento académico/Técnicas de estudio
El bajo rendimiento escolar, o la bajada de rendimiento con respecto a una etapa anterior, es un problema bastante frecuente entre los adolescentes. Generalmente, en estos casos, nos encontramos ante dos tipos de escenarios diferentes: puede ser que el nivel académico haya subido, cada vez sea más exigente, y el adolescente se vea sin herramientas para seguir el ritmo de estudio necesario a pesar de estar motivado y poner todo de su parte, o puede ser que haya aparecido una interferencia de carácter emocional o relacional (el adolescente esta desmotivado, a perdido interés en los estudios, no tiene claro que quiere hacer cuando termine la etapa obligatoria y eso le genera estrés y ansiedad, las relaciones sociales actuales le distraen de los estudios…)
En cualquiera de estos escenarios, nuestro equipo de psicólogas hará una valoración de cual es el origen de esta bajada de rendimiento, atendiendo tanto a la parte emocional como a la más académica, y trabajará con el adolescente las herramientas necesarias para superar este bajón de rendimiento!
Problemas de conducta
La adolescencia trae consigo una serie de experiencias vitales que, para bien y para mal, afectan al modo en el que los más jóvenes interpretan el mundo, se interpretan a sí mismos y desarrollan estilos de comportamiento y de gestión de sus emociones.
La adolescencia es una de las etapas del desarrollo humano más estudiadas en el ámbito de la Psicología debido a la gran cantidad de cambios físicos, cognitivos y emocionales que se producen en ella y a la importancia que esta tiene en la fase de la adultez.
En este sentido, hay varias problemáticas a nivel psicológico que son característicos de los años de la adolescencia:
Conductas imprudentes
Durante la adolescencia es relativamente habitual que se puedan llevar a cabo conductas imprudentes que atentan no solo contra la propia seguridad sino también con la de las personas que tiene a su alrededor.
Estas imprudencias se explican por la distinta forma de ver la realidad que tienen los adolescentes, y suelen tener que ver con la búsqueda de aprobación social.
Explosiones de ira
Las conductas agresivas pueden ser habituales en algunos adolescentes, en muchas ocasiones, esto es fruto de la falta de habilidades para gestionar sus emociones y para canalizar su enfado de una manera constructiva y orientada a la búsqueda de soluciones concretas.
La agresividad puede verse facilitada por una gran variedad de factores, desde los cambios fisiológicos y hormonales propios de la edad, hasta una frustración personal por el estrés vinculado a las diferentes tareas de la vida diaria, el instituto, la insatisfacción con el propio cuerpo, el sentimiento de incomprensión ante personas de otras generaciones, etc.
Evitación de responsabilidades
Otro de los problemas de conducta más habituales asociados a la etapa adolescente es la evitación de todo tipo de responsabilidades propias de su edad, ya sea por miedo a no saber llevarlas a cabo y a fracasar, o simplemente por una falta de interés o de preocupación.
Desafío a las figuras de autoridad
Además de desafiar a los padres, algunos adolescentes tienen cierta tendencia a desafiar cualquier otra figura de autoridad que se interponga en su camino, ya sean profesores, otros familiares e incluso a policías.
Aislamiento social
Durante la adolescencia es habitual que existan algunos problemas de autoestima que afecten de manera significativa al estado de ánimo de la persona. Este fenómeno, asociado al miedo al rechazo o al fracaso que sienten la mayoría de adolescentes, puede facilitar que exista una tendencia a aislarse socialmente y encerrarse en sí mismos durante un largo período de tiempo.
Si has visto reflejado a tu hijo o hija en alguna de estas “problemáticas” características de la adolescencia y no tienes claro como abordar la situación, tal vez sea el momento de contactarnos! Seguro que podemos ayudaros!
Fobias
Las fobias son unos de los trastornos de ansiedad con mayor prevalencia en la infancia y la adolescencia. Se refiere a un temor exagerado hacia un objeto o situación concreta, que la persona evita para reducir el malestar que le genera. Pero, ¿en qué se diferencian las fobias de los miedos que normalmente conocemos?
Es importante tener en cuenta tres criterios a la hora de distinguir una fobia de un miedo: malestar, duración e interferencia. Una fobia, provoca en la persona un notable malestar que termina influyendo en el funcionamiento normal de sus actividades cotidianas. Además, ese malestar persiste en el tiempo más que un miedo simple.
Algunas de las fobias más comunes entre adolescentes son:
- La agorafobia: Implica tener miedo y evitar lugares o situaciones que podrían provocar pánico y sensación de estar atrapado, indefenso o avergonzado.
- Las fobias situacionales: relacionadas con lugares como el transporte público, túneles, aviones, puentes o lugares cerrados.
- La fobia social: el miedo característico de la fobia social es, como su nombre indica, toda situación relacionada con la interacción y el contacto con otros, por miedo a lo que piensen los demás o a la evaluación que hagan de él mismo.
Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC)
El trastorno obsesivo compulsivo es un complejo síndrome clínico que suele causar en el adolescente una angustia y malestar considerable. Este trastorno se caracteriza por ideas obsesivas acompañadas normalmente por comportamientos en forma de ritual (por ejemplo, lavarse 10 veces las manos antes de salir de casa). Aunque el TOC se presenta en ocasiones también en niños, y se mantiene a menudo en la edad adulta, la etapa en la que con más frecuencia empieza a manifestarse, es en la adolescencia.
Las obsesiones más frecuentes en esta etapa son las relacionadas con la seguridad de los padres o de ellos mismos, por lo que pueden pasarse tiempo comprobando, por ejemplo, si las puertas están cerradas, si el gas está apagado, o si los miembros de la familia están seguros. Es posible que se presenten diferentes temáticas obsesivas en una misma persona o que vayan cambiando a lo largo del curso del trastorno. Las obsesiones también pueden manifestarse únicamente en forma de pensamientos, sin que la persona muestre conductas observables (pensamientos recurrentes, rituales mentales como repetir el mismo mantra un número concreto de veces o contar hasta un determinado número cada vez que se de una situación determinada.)
Las compulsiones más frecuentes, son contar o tocar de forma repetida, releer o reescribir las tareas escolares, realizar oraciones silenciosas, caminar (dar saltos) de una forma concreta, etc.
La detección e intervención temprana es fundamental para que no se agrave. Hemos de tener en cuenta que en los niños y adolescentes es frecuente la presencia de pensamientos y comportamientos aparentemente similares a los síntomas obsesivos y compulsivos, pero que no son ni un indicador de riesgo ni una manifestación precoz del TOC (Trastorno Obsesivo-Compulsivo), sino que se trata de elementos comunes evolutivos.
Cuando las ideas o imágenes obsesivas generan un elevado malestar en el adolescente, y los rituales o compulsiones ocupan más tiempo del deseado por el menor, interfiriendo en su día a día es necesario realizar un proceso terapéutico.
Adicción a las nuevas tecnologías
Síndrome de Tourette
El síndrome de Gilles de la Tourette no es un síndrome especialmente común en la infancia o la adolescencia, más bien se englobaría dentro de las enfermedades raras, por ello, no vamos a pararnos mucho a hablaros de el, ya que si quisiéramos abarcarlo en una única página, posiblemente cayésemos en descripciones simplistas y prototípicas del mismo. Nuestro gabinete es uno de los pocos de Galicia que consta de una psicóloga especializada en esta problemática, por lo que si has pinchado aquí, y tienes dudas, o crees que podemos ayudarte, simplemente, llámanos!
Habilidades sociales
Si hay una preocupación con mayúsculas en los padres y madres de un adolescente, es el tema de las habilidades sociales! Y no es para menos! Es durante la adolescencia cuando se ponen en marcha un conjunto de cambios que afectan decisivamente a la capacidad de pensamiento y de razonamiento de la persona.
Estos cambios condicionan al adolescente para afrontar nuevos retos y situaciones. Si durante esta etapa no se han desarrollado del todo las habilidades sociales o no se estimulan de la manera correcta pueden llegar a quedar comprometidas para la vida adulta, por eso es clave aprenderlas y que se asienten en esta etapa evolutiva. Además, unas buenas habilidades sociales son indispensables para que el adolescente pueda integrarse correctamente en los diferentes ambientes propios de su edad, y con ello, logran un correcto desarrollo emocional y a nivel de autoestima y autopercepción.
En nuestras sesiones de mejora de habilidades sociales, trabajaremos:
- El conocerse a uno mismo: enseñarles o potenciar habilidades como el autoconcepto (diferenciar entre la imagen que tienen de sí mismos y la que creen que tienen los demás de él), mejorar la autoestima y conocimiento de las propias capacidades.
- Relacionarse con los demás: resolución de conflictos, educación en el trato con los demás, asertividad, expresar de manera adecuada sus emociones, escucha activa o hablar en público.
- Convivir en grupo: establecer vínculos afectivos con sus iguales, desarrollo de la cooperación y colaboración en sus grupos, respetar y valorar a sus compañeros, y de nuevo resolución de conflictos.
Autoestima
En esta etapa, la autoestima se basa en gran medida en la percepción que el adolescente tiene de sí mismo en relación con los demás. Los adolescentes se comparan constantemente con sus amigos y buscan aceptación y aprobación en su grupo social. Es común que los adolescentes se sientan inseguros acerca de su apariencia, su forma de hablar, su desempeño académico y su habilidad para relacionarse con los demás.
Además, los adolescentes pueden ser particularmente vulnerables a la influencia de la cultura y los medios de comunicación. La sociedad actual pone un gran énfasis en la apariencia física y la imagen, lo que puede llevar a los adolescentes a compararse con los estándares de belleza inalcanzables y sentirse inadecuados.
La autoestima en los adolescentes también puede verse influenciada por la relación con los padres y la familia. La forma en que los padres se relacionan con el adolescente, su nivel de apoyo y su capacidad para brindar una retroalimentación positiva pueden influir en la forma en que el adolescente se valora a sí mismo.
Conductas indicadoras de baja autoestima:
- Rechazar las actividades de estudio, deportivas o sociales por miedo al fracaso
- Falta de compromiso
- Engañar. Mentir. Echar la culpa a otros
- Conductas regresivas (hacerse el pequeño)
- No confiar en sí mismo. Actitud insegura
- Timidez excesiva. Agresividad, actitud desafiante
- Necesidad continua de llamar la atención
Si has reconocido alguna de estas características en tu hijo, o por algún otro motivo crees que puede estar teniendo problemas de autoestima y que le iría bien un poco de ayuda, no dudes en contactarnos a través del formulario, o reservar tu cita de manera online! Seguro que podremos ayudaros.
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