Muchas veces en nuestra consulta psicológica nos encontramos con personas que atraviesan momentos complicados provocados por formas de pensar que se han ido cocinando muy lentamente al dejarse llevar por un procesamiento de la información inadecuado. Creemos que son las “situaciones” las que hacen que nos sintamos mejor o peor y no somos conscientes de que es la “lectura que hacemos de esas situaciones concretas” la que hace que nos sintamos de una u otra forma.
Por ejemplo, si enseño una fotografía de una serpiente (situación) a un grupo de personas, tendré varios tipos de respuestas emocionales. Probablemente las personas que tengan aversión a ese tipo de animal desencadenarán una respuesta emocional negativa que les llevará a un estado de malestar (lectura de la situación en base a mis creencias “las serpientes me dan asco, no me gustan y no las puedo soportar”); sin embargo, la misma imagen (situación) provocará una respuesta emocional neutra o positiva a los que no sientan aversión o sientan atracción por este tipo de reptiles (lectura de la situación en base a mis creencias racionales “me gustan este tipo de animales” o “no me gustan pero no me producen ningún malestar”). En ambos casos la situación (imagen de la serpiente) es la misma, el factor que decide cual será nuestra respuesta emocional es nuestro pensamiento.
Otro ejemplo:
Hay muchas creencias irracionales, pero pueden sintetizarse en 3 generales:
Detectar esas creencias irracionales es el primer paso para poder combatirlas con argumentos mas reales y conseguir así un enfoque mas positivo de nuestra realidad. Cambiar de una lectura “negativa” a una “positiva” hará que nuestro estado de animo sea mejor y nos sintamos, en definitiva, más felices.
Podemos resumirlo en “piensa bien y te sentirás mejor”.
¿Has encontrado ya las tuyas?